La Historia

Todo comienza en junio de 1924 sobre la margen izquierda del Río Luján, allí se asentó el taller destinado a la construcción de botes y lanchones que recorrerían el delta. Pero la pasión y la ambición de los hermanos Emilio y Gino Regnicoli pugna por convertir el taller en un astillero líder dedicado a la construcción de embarcaciones en madera con motores marinizados y fuera de borda. El primero, Emilio, aporta sus dotes de artesano y conocedor de los secretos de la carpintería naval, y el segundo, Gino, apasionado por la velocidad se dedica a los motores y toma contacto con los grandes corredores de fuera de borda de la época.

Lo que sigue es la historia de los éxitos de la motonáutica de nuestro país, indisolublemente ligada a la historia del astillero. Las victorias deportivas de Gino (Copa Roberts, 1945/6/7) se asocian al conocimiento de los hermanos, capaces de hacer aumentar al máximo el rendimiento de motores y embarcaciones. Don Emilio diseña y construye el BLACK CAT y Gino logra el record de velocidad en la clase C, fuera de borda, en 1931 a 54.3 km/hora, con un motor de 500 cm3.

En los años ´60, se suma la segunda generación familiar con los primos Jorge y Horacio. El plástico reforzado hace su irrupción en el astillero y cada nuevo diseño muestra innovadores avances. Las décadas del´60 y ´70 se identifican con la producción seriada de plástico reforzado y de madera.

A “El Flete”, embarcación notable que logra en 1962 el récord sudamericano de velocidad, le siguen la “Chita XV” que fijó otra marca récord. En 1970, “Dina”, lancha diseñada por Jorge Regnicoli, gana el concurso de diseño industrial del CIDI (Centro de Investigación del Diseño del INTI) y su diseñador recibe también el Olimpia de Plata otorgado por primera vez a la motonáutica, otorgado por el Círculo de Periodistas Deportivos.

En 1974, la “Orca 2”, diseño de Jorge Regnicoli, logra el 3º puesto en las 6 horas de París (Francia). En 1977, en las 24 horas de Rouen (Francia), luego de estar primera por 19 horas en la clase OE, obligó a sus corredores a abandonar debido a la rotura del motor.

A los modelos “Dorado”, “Dina”, “4.90” y “Trucha” seguirán entre el ´70 y el ´80 la “Barracuda” y la “Albacora”. Premios y reconocimientos, incluido el récord sudamericano de velocidad en la categoría hasta 1000 cc. para Jorge Regnicoli.

En 1979, un incendio destruye por completo el astillero. Pero la historia no se detiene, y esta vez en la margen derecha del Río Luján, la familia Regnicoli erige la nueva planta de 5400 metros cuadrados.

Allí se fabricaron embarcaciones de mayor porte como la línea de cruceros “Regnicoli 8.10” y la de veleros “Canard”, considerados revolucionarios en monotipos de orza, diseñado por Néstor Volker.

Los mercados más exigentes del mundo vienen siendo testigos de la calidad de sus productos, colocados en países con gran tradición náutica como Estados Unidos, Holanda, Suecia, Chile, Uruguay y Paraguay.

La tercera generación familiar se suma a la conducción capitaneada por Jorge y Horacio. Con ellos, el camino hacia la innovación tecnológica marcha hacia nuevos desafíos. El RTM y el Vacuum Bag conducen a la diversificación en los negocios del astillero. Así comienzan a fabricarse partes de generadores eólicos para la industria nacional, piezas en composite para Shell que fueron exportadas al resto del mundo, estaciones de bombeo para AYSA. 

A su vez, el Astillero Regnicoli es representante oficial de Suzuki para sus motores fuera de borda desde 1976, y de los motores marinos Yanmar desde 1980, incorporando en los últimos años la línea de motores industriales de esta misma marca.

Lejos de detenerse, el Astillero Regnicoli demuestra que los sueños de Emilio y Gino no encuentran límite en esa gran familia que hoy reúne a sus trabajadores, que suman su pasión y su oficio, y a tres generaciones de su mismo apellido que conducen la firma hacia sus primeros 100 años.